
Desde la distancia, los colores azul y amarillo del casco del ferry se asemejan a los de las demás embarcaciones que cada día entran y salen del puerto de Hong Kong.
Pero si se mira un poco más detenidamente, se distinguen una serie de paneles solares en el techo del ferry, y en vez del ruidoso motor, tan solo se oye un ligero zumbido.
El Águila Solar y otros transbordadores o ferrys similares llevan a golfistas a practicar su deporte favorito en un recorrido de 18 hoyos en varias islas. Juntos forman la primera flota de ferrys híbridos del mundo y un campo de pruebas comercial para una tecnología que podría transformar el futuro de la navegación.
La tecnología, similar a la usada en los autos híbridos, fue desarrollada por la compañía australiana Solar Sailor.
La electricidad generada por los paneles solares y almacenada en una batería abastece al motor mientras la embarcación entra y sale del puerto. Una vez fuera, en mar abierto, donde se necesita una mayor velocidad, el combustible entra en juego.
Uno de los ferrys, el Albatros Solar, posee dos velas con paneles solares que pueden ser izadas para aprovechar tanto el sol como el viento y así reducir la necesidad de combustible.
Robert Dane, fundador de la compañía Solar Sailor, dice que esta tecnología ofrece a los dueños de barcos un ahorro enorme en combustible y puede ser usado en cualquier tipo de embarcación, desde humildes ferrys o lujosos super yates, hasta barcos de carga y patrulleros del ejército.
«Creo que de aquí a 50 o 100 años todos los barcos tendrán velas solares», afirma.
«El sistema tiene mucho sentido. Estás en el agua, rodeado de tanta luz solar, e incluso con más energía disponible proveniente del viento», añade.
Si la tecnología fuese más ampliamente adoptada, tendría el potencial de «limpiar» la industria marítima, que los activistas aseguran emite más gases de efecto invernadero que la aviación comercial.
Unos 50.000 barcos transportan el 90% del cargamento que se consume a nivel mundial, y estas embarcaciones tienden a consumir un combustible conocido como bunker fuel.
«Es como el alquitrán, tienes que calentarlo para hacerlo líquido y que fluya», dice Dane.
«Estos increíblemente potentes motores usan combustible muy barato pero muy contaminante por lo que en el corto plazo lo único que se puede hacer es asegurarse de que reducen su consumo», añade.
Los gobiernos han tenido dificultades a la hora de regular una industria que no cae en ninguna jurisdicción, aunque la Organización Internacional Marítima de las Naciones Unidas ha introducido recientemente nuevas regulaciones en cuanto a eficiencia de combustible y emisiones de sulfuro que podrían aumentar la demanda de energía solar.
Dane es optimista sobre el futuro de la compañía, aunque tras más de 10 años en el negocio todavía tenga dificultades para producir beneficios.
En el futuro su compañía se centrará en áreas no tan afectadas por la crisis internacional como defensa, campo en el que planea usar su tecnología a través de su instalación en patrulleros marítimos no tripulados.
«Sabemos que nuestra tecnología funciona. Sabemos que existe la posibilidad amortizarla pero ha habido factores fuera de nuestro control como la situación económica, que han inhibido nuestra actividad», dice Dane.
«Creemos que estamos en un buen momento en cuanto a beneficios y uno de nuestros proyectos nos traerá mucha rentabilidad en 2012».
fuente: BBC